Vacunas
La disciplina de la inmunología tiene sus raíces en las primeras pruebas
de vacunación que efectuaron Edward jenner y Louis Pasteur. Desde esos
esfuerzos iniciales que antes eran los grandes azotes del género humano. La
incidencia de enfermedades como difteria, sarampión, parotidismo, tos ferina,
rubeola, poliomielitis y tétanos han disminuido de manera impresionante al
volverse más frecuente la vacunación contra esos padecimientos.
Aun se requiere de manera angustiosa vacunas contra otras enfermedades.
Cada año mueren en el mundo millones de personas a causa de paludismo,
tuberculosis y sida anomalías para las que no se cuenta con una vacuna eficaz.
Es por completo necesaria la investigación mediante pruebas estrictas,
ya que las vacunas se administran a grandes números de personas sanas.
Es necesario equilibrar los efectos adversos, incluso los que recurren
con una frecuencia muy baja contra el beneficio potencial de la protección
producida por la vacuna
Inmunizaciones
activa y pasiva
se puede lograr inmunidad contra los microorganismos infecciosos
mediante inmunización activa y pasiva . En cada caso la inmunidad se adquiere
por procesos naturales (por lo general transferencia desde la madre hacia el
feto o infección previas por el patógeno) o medios artificiales como inyección
de anticuerpos o vacunas.
Los agentes empleados para inducir inmunización pasiva son anticuerpos
de seres humanos o animales, en tanto que la inmunización activa se logra al
inocular agentes microbianos inducen inmunidad, pero no causan enfermedad, o
componentes antigénicos de esos microorganismos.
La organización mundial de la salud (OMS) ha declarado que la vacuna
ideal debería tener las siguientes propiedades:
-accesibilidad en todo el mundo
-termoestable
-eficaz después de una sola dosis
-aplicable a diversas enfermedades
-suministrable por vía mucosa
-adecuada para su administración al principio de la vida.
La
inmunización pasiva consiste en transferencia de anticuerpos preformados
Se reconoce a jenner y Pasteur como los iniciadores de la vacunación, o
la inducción de inmunidad activa.
La inmunización pasiva, en la que se transfiere anticuerpos preformados
a un receptor, se produce de manera natural con la transferencia de anticuerpos
maternos a través de la placenta hacia el feto en desarrollo. Desarrollan
protección adquirida de forma pasiva para estos anticuerpos maternos contra
difteria, tétanos, estreptococos, rubeola, sarampión, parotiditis, y
poliovirus. Los anticuerpos maternos que se encuentran en el calostro y la
leche también inmunización pasiva al lactante. Se adquiere también al inyectar
al receptor anticuerpos preformados.
En la actualidad son varios padecimientos que justifican el empleo de la
inmunización pasiva que son:
-deficiencia de la síntesis de anticuerpos como resultado de defectos
congénitos o adquiridos.
-exposición comprobada o probable a una enfermedad capaz de ocasionar
complicaciones.
-infección por microorganismos patógenos cuyos efectos pueden
contrarrestar con anticuerpos.
La
inmunización activa confiere protección prolongada
Mientras que la finalidad de la inmunización pasiva es la protección
transitoria o el alivio de un trastorno existente, la de la inmunización activa
es conferir inmunidad protectora y memorial inmunológico. Cuando la
inmunización activa tiene buenos resultados, la exposición subsecuente al
agente patógeno desencadena una reacción inmunitaria intensificada que lo
elimina con eficacia o previene la enfermedad mediada por sus productos.
Se puede lograr inmunización activa, el sistema inmunitario activa la
proliferación de células t y b reactivadas con antígeno da lugar a la formación
de células memorias.
Los
virus y las bacterias atenuados producen inmunidad sin enfermedad
En algunos casos es posible atenuar los microorganismos de modo que
pierdan su capacidad para causar afección de consideración, pero retengan su
capacidad para crecer de manera transitoria dentro de un huésped inoculado.
Los virus y las bacterias atenuados producen inmunidad
sin enfermedad.
La vacuna Sabin de la
poliomielitis, constituida por tres cepas atenuadas del virus se administra por
vía oral a niños en un cubito de azúcar
o un líquido azucarado. Los virus atenuados colonizan el intestino e
inducen inmunidad protectora contra las
tres capas virulentas del virus de la poliomielitis. En el intestino la vacuna
Sabin induce la producción de IgA
secretora que sirve como medio de defensa contra el virus de la
poliomielitis adquirido de manera
natural. Induce además la producción de
las clases de IgM e IgG de anticuerpos.
A diferencia de la
mayor parte de las otras vacunas atenuadas que requieren una sola dosis
inmunizante, la vacuna Sabin necesita refuerzos.
Una de las
desventajas de la vacuna atenuada es la posibilidad de que los microorganismos
retornen a su forma virulenta.
Los microorganismos se inactivan mediante tratamiento con calor o
productos químicos.
Otro criterio para la
elaboración de vacunas es la inactivación del agente patógeno mediante calor o
sustancias químicas, de modo que no sea capaz de multiplicarse en el huésped.
Las vacunas atenuadas
suelen requerir solo una dosis para inducir inmunidad duradera, por otra parte,
las vacunas de microorganismos muertos requieren a menudo refuerzos repetidos
para conservar el estado de inmunidad del huésped.
Macromoléculas purificadas como vacunas
Algunos de los
riesgos que acompañan a las vacunas de microorganismos enteros atenuados pueden
evitarse si se emplean vacunas constituidas por macromoléculas purificadas
específicas que se derivan de agente patógenos.
Se emplean como vacunas capsulas polisacáridos bacterianas
La virulencia de
algunas bacterias patógenas depende de las propiedades antifagocitica de su
capsula polisacarida hidrófila, cubrir la capsula con anticuerpos, complemento
o ambas cosas incrementa de manera notable la capacidad de los macrófagos y los
neutrofilos para fagocitar a estos microorganismos patógenos.
Una limitación de la
vacuna polisacarida es la incapacidad para activar la celula Th
Una manera de hacer
participar a las células Th en la reacción de un antígeno polisacárido consiste
en conjugarlo con alguna clase de proteína portadora.
El empleo de péptidos sintéticos como vacunas ha progresado con
lentitud
Aunque considerados muy promisorios con anterioridad, el
empleo de péptidos sintéticos como vacunas no ha progresado como se proyecta de
forma original. Los péptidos no son tan inmunogenos como las proteínas y es
difícil conferir inmunidad humoral o mediada por células contra ellos. El
empleo de conjugados y coadyuvantes puede contribuir a la producción de
inmunidad contra los péptidos, pero aún hay barreras para el empleo
generalizado de vacunas peptidicas que plantean un problema de gran interés a
los inmunólogos.
La elaboración de péptidos sintéticos para utilizarlo como
vacunas que tienen como finalidad inducir inmunidades humoral o mediada por
células requiere conocimientos sobre la naturaleza de los epitopos de las
células T y B. De manera ideal, las vacunas para inducir inmunidad humoral deben
incluir péptidos que forman epitopos inmunodominantes en células B. Estos
epitopos se pueden identificar al
determinar el anticuerpo dominante en los sueros de individuos que se recuperan
de un padecimiento infeccioso.
Una vacuna que tiene buenos resultados debe crear además una población de células Th de
memoria; por este motivo, el péptido debe contener epitopos dominantes de
células T.
Vacunas recombinantes
con vectores
Se pueden introducir genes que codifican antígenos mayores de
agentes patógenos en particular virulentos en virus o bacterias atenuados. El
microorganismo atenuado funciona como vector, se multiplica en el huésped y
expresa el producto génico del agente patógeno. Se han utilizado diversos
microorganismos como vectores para las vacunas,
por ejemplo virus de la vaccinia, virus canarypox, virus de la polio
atenuados, adenovirus, cepas atenuadas de Salmonella, cepa BCG de Mycobacterium
bovis y ciertas cepas de estreptococos que existen habitualmente en la cavidad
bucal.
De forma amplia se ha empleado como vector el virus de la
vaccinia, que es el microorganismo atenuado que constituye la vacuna contra la
viruela.
El virus de la vaccinia sometido a ingeniería genética
expresa concentraciones elevadas del producto génico insertado, que luego puede servir como inmunogeno
potente en el huésped inoculado.
Otras vacunas como vectores atenuados podrían ser más seguras
que la de virus de la vaccinia. En fecha reciente se han realizado pruebas de
esta clase con el virus canarypox. Como su pariente, el virus de la vaccinia,
el virus canarypox es de gran tamaño y se somete con facilidad a ingenieria
genética para que lleve múltiples genes.
Otro posible vector es una cepa atenuada de Salmonella typhimurium, en la que se han
insertado mediante ingeniería genes de la bacteria causante del cólera. La
ventaja de este vector vacunar consiste en que Salmonella infecta células de la
túnica mucosa del intestino y, por este motivo, da lugar a la producción de IgA
secretoria.
Vacunas de
DNA.
En una medida de vacunación desarrollada en la
actualidad se inyecta DNA plásmido codificador de proteínas antigénicas de modo
directo en el musculo estriado del receptor. Las células musculares captan el
DNA y expresan y expresan el antígeno proteínico codificado lo que precipita
una reacción de inmunidad humoral y otra mediada por células.
El DNA parece integrarse en el DNA cromosómico o conservarse durante
periodos prolongados en una forma de epizona .el antígeno viral se expresa solo
por las células musculares ,sino también por la células dendríticas situadas en
la región que capta el DNA plásmido expresan el antígeno viral .
Las moléculas de DNA ofrecen ventajas sobre muchas
de las existentes. Por ejemplo, la proteína codificada se expresa en el huésped
en su forma natural, sin desnaturalización
ni modificación .por lo tanto la reacción inmunitaria se dirige contra
el antígeno del mismo modo como lo expresa el agente patógeno.
La vacunas de DNA inducen además inmunidades
humoral y mediada por células, la estimulación de ambas ramas de la inmunidad
mediant6e vacunas que no son de DNA requieren en condiciones normales,
inmunización con un preparado de microorganismos vivos atenuados que introducen
elementos de riesgo adicionales.
Por último las vacunas de DNA producen expresión
prolongada del antígeno, lo que crea una memoria inmunológica considerable.
Las pruebas efectuadas con vacunas de DNA en
modelos animales han demostrado que son
capaces de conferir inmunidad protectora contra diversos agentes patógenos
entre ellos el virus de la influenza.
Además se ha demostrado que la oclusión de ciertas secuencias de DNA en
el vector desencadena una respuesta inmunitaria intensificada.
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